La IA revoluciona el transporte de mercancías mientras el sector lucha por adaptarse
La inteligencia artificial está ganando terreno en múltiples sectores, pero ¿hasta qué punto ha penetrado en el transporte por carretera? IRU, organización líder en el ámbito del transporte internacional, ha analizado este tema durante Transport Logistic, la principal feria mundial de logística, celebrada recientemente en Múnich. Allí, expertos y representantes del sector debatieron sobre la adopción de la IA y los principales desafíos que tiene por delante la industria.
Según datos de IRU, cinco tendencias interconectadas están marcando el rumbo del transporte y la logística: capacidad y demanda, inflación de costes, descarbonización, escasez de conductores y adopción tecnológica, unos factores que están impactando directamente en la rentabilidad, la eficiencia y la resiliencia de las empresas del sector.
La crisis de conductores
Vincent Erard, Director Sénior de Estrategia y Desarrollo de la IRU, apuntó que la escasez de conductores sigue siendo uno de los mayores retos. «Actualmente, hay alrededor de 426.000 puestos vacantes en Europa, y la situación empeorará en los próximos años«, afirmó.
El envejecimiento de la fuerza laboral agrava el problema y es que más de un tercio de los conductores supera los 55 años, y se estima que 550.000 profesionales se jubilarán antes de 2029. Además, la profesión no logra atraer a jóvenes o mujeres, solo el 3,2% de los conductores son mujeres, y apenas el 4% tiene menos de 25 años. Las duras condiciones laborales, la falta de infraestructuras adecuadas para el descanso y los problemas en los puntos de entrega desincentivan la incorporación de nuevos talentos. A esto se suma el aumento previsto en el volumen de carga, que podría crecer un 9% para 2030.
Costes en ascenso y presión regulatoria
El transporte por carretera debe hacer frente a un incremento sostenido en sus costes operativos. En Alemania, el segundo mayor mercado europeo de transporte de mercancías, el coste total de propiedad (TCO) ha aumentado un 24% entre 2021 y 2024, un incremento que se debe a múltiples factores:
- Peajes más caros (un 83% más en 2023, en parte por los impuestos al CO₂).
- Combustibles más costosos (subida del 19%).
- Salarios al alza tras la pandemia.
- Precios de los camiones casi duplicados en la última década debido a normativas más estrictas en emisiones y seguridad.
Además, la transición hacia una flota más sostenible es otro de los grandes retos. Aunque las políticas europeas penalizan cada vez más a los operadores que dependen del diésel (con medidas como la Euroviñeta o el ETS2), los incentivos para adoptar alternativas limpias siguen siendo insuficientes. Además, la falta de infraestructura de recarga y suministro de biocombustibles frena una migración masiva a vehículos de bajas emisiones. «Los operadores no están recibiendo el apoyo necesario para avanzar hacia una flota descarbonizada«, señaló Erard.
La IA y una oportunidad aún poco explorada
Mientras el sector lidia con estos desafíos, la tecnología avanza. La automatización, el análisis de datos y la conectividad podrían ayudar a mitigar muchos de los problemas actuales. Aun así, la adopción de la inteligencia artificial sigue siendo baja.
La IRU encuestó a más de 500 operadores en 19 países de la UE y encontró que:
- Casi el 90% de las pequeñas empresas (menos de 50 empleados) no utilizan IA.
- Solo el 12% de las empresas más grandes la han implementado.
¿Las razones? La mayoría no la considera una prioridad frente a problemas más urgentes, como la escasez de conductores o el aumento de costes. Además, muchas empresas perciben que la inversión inicial en tecnología y formación es demasiado elevada.
No obstante, los casos de uso más llamativos, como la optimización de rutas y el mantenimiento predictivo, demuestran que la IA puede mejorar la eficiencia y reducir costes a mediano plazo. Aunque su adopción aún es incipiente, su potencial para transformar el sector es innegable.
