La red de recarga rápida en España avanza, pero a paso lento

Durante el segundo trimestre de 2025, el despliegue de infraestructuras para vehículos eléctricos en España ha dejado un crecimiento moderado. Según el último Barómetro de Electromovilidad publicado por ANFAC, en este periodo se han instalado 1.534 nuevos puntos de recarga, lo que representa un incremento del 3% respecto al trimestre anterior. De este modo, la red nacional alcanza ya los 47.892 puntos de recarga públicos.
Aunque estos datos ponen de manifiesto un pequeño avance, también muestran una desaceleración en el ritmo de expansión. Y es que en el trimestre anterior se habían añadido más de 7.600 nuevos puntos, una diferencia que invita a reflexionar sobre el impulso real del país hacia la movilidad eléctrica.
Miles de cargadores siguen sin funcionar
Un aspecto preocupante que apunta el informe es el alto número de puntos instalados pero no operativos. A día de hoy, son 13.782 los cargadores públicos que aún no están en funcionamiento, lo que supone un aumento del 5,5% respecto al trimestre anterior. Si todos esos puntos estuviesen en marcha, España se acercaría mucho al objetivo de 64.000 puntos de recarga fijado por ANFAC para 2024 y alcanzaría una cifra de más de 61.000.
En la práctica, eso significa que aproximadamente uno de cada cinco cargadores instalados no está disponible para los usuarios, lo que compromete la fiabilidad del sistema y frena la confianza en el uso del vehículo eléctrico.
La recarga rápida, aún escasa
Otro de los retos identificados es el lento crecimiento de la red de carga rápida, es decir, aquellos puntos con potencias iguales o superiores a 150 kW. En este segundo trimestre del año, solo se añadieron 371 nuevos cargadores de este tipo, con lo que elevaron la cifra total a 4.379 y representa apenas el 9,1% del total de la red.
Carga lenta, predominante pero insuficiente
Por el contrario, la gran mayoría de los nuevos puntos de recarga siguen siendo de baja potencia (22 kW o menos). En los últimos tres meses se sumaron 1.085 cargadores de este tipo, que ya suponen cerca del 70% de toda la red pública nacional.
Ese dato refleja una realidad poco favorable, ya que la mayoría de los vehículos eléctricos actuales, e incluso los de gama media, cuentan con tecnologías que permiten cargas mucho más rápidas, superiores a los 100 kW. Por tanto, la red instalada no está creciendo al mismo ritmo que las capacidades técnicas del mercado.
José López-Tafall, director general de ANFAC, ha valorado positivamente el crecimiento tanto del mercado como de la infraestructura, pero ha advertido de que no es suficiente. “Vamos por buen camino, pero necesitamos ir más rápido. No podemos conformarnos”, ha señalado.
López-Tafall ha recordado que, aunque España está avanzando, otros países europeos van varios pasos por delante. Y la urgencia no la marca el mercado, sino la regulación: “En 10 años, las fábricas deberán haber dejado de producir vehículos con motor de combustión si no cambian de tecnología. El tiempo apremia”.
Según el representante de ANFAC, tanto los fabricantes como los consumidores han demostrado su disposición a abrazar la electromovilidad. Pero para que esa intención se traduzca en una transformación real, hacen falta políticas más ambiciosas.
Entre las medidas importantes que propone se encuentran la mejora del programa MOVES con ayudas directas, incentivos fiscales para la compra de vehículos eléctricos y una comunicación pública que evite mensajes negativos sobre el coche privado, independientemente de su tecnología.