IRU reclama incentivos para descarbonizar las flotas sin imponer obligaciones

La Unión Internacional del Transporte por Carretera, IRU, ha insistido en que la transición hacia flotas de cero emisiones en la Unión Europea solo será efectiva si se eliminan barreras prácticas y se evitan imposiciones normativas que resulten perjudiciales. La organización ha defendido que la mejor forma de acelerar el cambio es a través de incentivos bien diseñados, no mediante objetivos de compra obligatorios.
La intervención se produjo durante el diálogo de alto nivel convocado por la Comisión Europea en el marco de su iniciativa Greening Corporate Fleets, que busca vías para fomentar la adopción de vehículos de cero emisiones en el ámbito corporativo. En el encuentro, que contó con la participación del presidente de la IRU, Radu Dinescu, se abordó la posibilidad de introducir medidas obligatorias para los operadores privados, una propuesta que fue recibida con escepticismo por parte del sector.
Desde la IRU se recordó que cualquier empresa que gestione camiones, autobuses o vehículos comerciales puede considerarse un operador de flota corporativa, y que las políticas deben tener en cuenta la realidad del transporte por carretera en Europa. En ese sentido, se pidió un enfoque basado en facilitar la transición y no en castigar a quienes aún no pueden permitírsela.
Entre las propuestas concretas de la IRU destacan cinco áreas importantes: acelerar el despliegue de infraestructura de recarga de alta potencia, garantizar que la red eléctrica esté preparada para absorber la demanda, establecer ayudas económicas específicas para pymes, introducir mayor flexibilidad normativa en pesos y dimensiones, y apostar por la neutralidad tecnológica para no excluir soluciones como el hidrógeno o los combustibles renovables.
“La UE debe dotar a los operadores de herramientas eficaces, no de normas rígidas”, afirmó Dinescu, quien reiteró el rechazo frontal de la IRU a cualquier tipo de mandato de compra obligatorio. A su juicio, ese tipo de medidas ignoran tanto la diversidad del sector como las limitaciones actuales del mercado, sobre todo en el transporte de larga distancia y la construcción.
Además, la organización alertó de que imponer objetivos sin tener en cuenta las condiciones reales de operación podría provocar distorsiones en el mercado, pérdida de empleos y caída en la calidad de los servicios. También recordó que muchas entidades financieras consideran aún de alto riesgo la adquisición de vehículos de cero emisiones por la incertidumbre sobre su valor residual.
IRU instó a Bruselas a nivelar el terreno de juego entre tecnologías limpias y convencionales con el fin de mejorar el acceso a financiación, infraestructura y redes energéticas. “Cuando estas condiciones se dan, la inversión fluye”, concluyó Dinescu.
El diálogo fue presidido por el Comisario Europeo de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas, y reunió a actores de la cadena de valor del transporte en Europa. La IRU, como representante de los operadores del sector, agradeció su inclusión en esta conversación estratégica que marcará el futuro del transporte por carretera en la UE.